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Examen de selectividad curso 2012/2013 - Lengua castellana y Literatura

Artículo 5

 

¿Y si la causa del último quebranto de los jóvenes en Madrid la noche de Halloween no tuviera nada que ver con los problemas de seguridad planteados por celebrar una fiesta en un local cerrado sin apenas vigilancia?

¿Cómo es posible que casi nadie haya mencionado el hecho patético e indescriptible de que la tasa de desempleo juvenil más alta de la Unión Europea la tiene España?

¿Y cómo es posible que apenas se haya comentado esta tasa como una de las posibles razones que expliquen la tragedia nocturna de Halloween en Madrid?

Lo extraño, de verdad, es que los comentarios de todos los observadores no se hayan concentrado en el análisis de la crisis juvenil que atraviesa el país o en lo que pasa en el cerebro de los adolescentes y en la historia de España para que ocurra lo que ocurrió. No me digan que no es raro que veinte mil jóvenes españoles decidan celebrar la fiesta de Halloween –una fiesta que ni les va ni les viene – a altas horas de la madrugada.

Ha cundido la sospecha   –corroborada por los análisis científicos – de que los mayores no se acuerdan de lo que los caracterizaba cuando eran jóvenes: suelen contar tantas tonterías que los jóvenes han dejado de creerlos y se ha generado, simultáneamente, un rechazo a la autoridad de los mayores, digan lo que digan.

A lo mejor nadie ha estudiado cuidadosamente –me refiero en España – las diferencias explicables al haber descubierto que el sueño es distinto en el caso de los jóvenes y en el de los mayores. Tanto es así que en muchas instituciones educativas norteamericanas se está ensayando un nuevo horario para que, en el caso de los jóvenes, su primera clase por la mañana empiece a las 11 horas. Al parecer, los resultados son positivos por haber aceptado simplemente que los jóvenes tienen más sueño por las mañanas que unas horas más tarde. El ritmo de la absorción de melatonina es distinto en unos que en otros.

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