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Examen de selectividad curso 2012/2013 - Lengua castellana y Literatura

Artículo 3, 3 de noviembre

Vamos a tener que asumir el fracaso colectivo de que no se cumpla el objetivo de la escolarización primaria universal para 2015 a pesar de que estamos tan solo a 16.000 millones de dólares (12.355 millones de euros) de conseguirlo (la mitad de lo que va a costar el rescate de Bankia, por hacer una comparación odiosa). Además, y justamente gracias al éxito de la pasada década, el gran desafío educativo de nuestro siglo es ahora la educación secundaria, que se presenta todavía como un cuello de botella infranqueable para las aspiraciones de muchos adolescentes y jóvenes, y que exige tanto un cambio de mentalidad como un nuevo compromiso de financiación.

Resulta casi obligado indignarse de que a comienzos del siglo XXI sigamos teniendo en el mundo 61 millones de niños y niñas sin acceso a la escuela primaria, o que centenares de millones de jóvenes salgan del sistema educativo sin haber adquirido las competencias más básicas. Cabe imaginar, por ejemplo, qué pasaría en España si una tercera parte de la población no tuviera acceso a los servicios de atención primaria de salud. Pues bien, a eso podría equivaler el que una tercera parte de nuestros jóvenes salga de la educación obligatoria sin esas competencias básicas. Por desgracia, los efectos de ese fracaso solo se hacen visibles política y económicamente a medio y largo plazo. Y estos parecen ser tiempos miopes, donde solo el corto plazo importa.

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