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Examen de selectividad curso 2012/2013 - Lengua castellana y Literatura

Artículo 4, MARZO

Ahora he recordado muy vívidamente, en la conmemoración del Día de la Mujer, a algunas mujeres importantes de mi vida.

Como es natural, o como me imagino que debiera serlo, en primer lugar está mi madre, que además de enseñarme a leer me enseñó a reír. Y me mostró caminos muy ingeniosos para salir de algunos atolladeros.

Ella se sabía muy bien lo que le convenía del refranero, y creó un refranero personal, al que muchas veces recurro para salir de algunos engorros. Sin saber quién era Einstein, desarrolló su propia teoría de la relatividad para superar las desventuras; nada es tan importante si lo miras desde lejos, nada es tan grave como la vida, y ésta un día te la quitan; y para morirse sólo hace falta estar vivo.

Era un pozo de sentido común, y de sentido del humor, que son sentidos que van juntos. Pero tuvo, como la madre de Rafael Azcona, por cierto, su propia prevención ante cualquier exceso, y como la que dio a luz al genial logroñés, ella decía en nuestra casa del Puerto de la Cruz, frente a los optimismos excesivos, la misma jaculatoria siempre: “Ya lo pagaremos”.

       Y ahora estamos pagando pasadas alegrías, inconsecuencias graves del entusiasmo con el que una vez decidimos que éramos ricos e indestructibles, como los actores famosos de la pantalla. Los muy famosos del pasado se murieron ya, y los muy famosos y bellos del presente también se morirán. Y nos moriremos todos, y se quedarán los países, los monumentos y sus paisajes. Y los libros, por cierto.

Esa era la teoría de la relatividad. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar.

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